Era FRECUENTE QUE
ella durmiera con pijamas
a rayas, cada uno distinto
y jurarle que este insólito
pantalón de noche en su cuerpo femenino
era de ella.
Entonces él
para obviar la posible infidelidad
comenzó a ponerse su lencería.
Con el tiempo asumió
que le gustaban los hombres
y que su mujer nunca lo había
engañado con otro
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